jueves, 8 de agosto de 2013
El poder de una sonrisa y un abrazo
Un niño quería conocer a Dios. Sabia que tendría que hacer un largo viaje para llegar hasta donde Dios vive, así que preparo su maleta con pastelitos de chocolate, refresco y emprendió el viaje.
Cuando había caminado unos minutos, se encontró con una mujer anciana que estaba sentada en el parque, contemplando en silencio algunas palomas que picoteaban las migajas de pan que ella les traía todas las tardes.
El niño se sentó junto a ella y abrió su maleta. estaba a punto de beber uno de sus refrescos cuando noto que la anciana parecía algo hambrienta, así que le ofreció uno de sus pastelitos.
Ella agradecida acepto con una dulce sonrisa, el niño también le ofreció uno de sus refrescos, de nuevo ella le sonrió. ¡El niño estaba encantado y feliz con su nueva compañera! Tanto, que se quedo toda la tarde junto a ella comiendo y sonriendo, aunque ninguno de los dos dijo palabra alguna.
Mientras oscurecía, el niño se sintió cansado y decidió regresar a su casa, después de haber dado unos pasos se detuvo, se dio la vuelta y corrió hacia la anciana, dando un beso y un fuerte abrazo. Y ella a cambio le regalo la mas grande y hermosa sonrisa.
Cuando el niño llego a casa, su madre se quedo sorprendida al ver la cara de felicidad del niño y le pregunto: Hijo, ¿que ha pasado hoy que estas tan feliz?
El niño con toda naturalidad le contesto: Es que hoy merendé con Dios. Y antes de que su madre le contestara, añadió: Y ¿sabes que? Dios tiene la sonrisa mas hermosa que he visto en mi vida!.
Mientras tanto, la anciana, también radiante de felicidad, regreso a su casa. Su hijo también vio una gran felicidad y paz en su rostro y le pregunto: mamá ¿que ha pasado hoy que estas tan feliz? La anciana reposadamente le contesto: Estuve en el parque, merendando con Dios. Y antes de que su hijo le respondiera, añadió, y ¿sabes que? ¡Es mas joven de lo que pensaba!
Frecuentemente no damos importancia al poder de un abrazo, de un beso, una sonrisa sincera, de una palabra de aliento, de un oído dispuesto a escuchar, de un cumplido honesto o el acto mas pequeño de preocupación, pero todos esos "pequeños" detalles tienen el poder de cambiar tu vida o la de los demás.
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